v La magia es una forma de interpretación de la
naturaleza pero también un intento de influir en ella; la magia mezcla elementos
de la religión, de la ciencia y del imaginario. R. Kieckhefer
define la Magia como “un cruce de caminos donde la religión converge con la
ciencia”. Para B. Levack las actividades mágicas son todas “aquellas formas en
que el ser humano domina o manipula fuerzas misteriosas, sobrenaturales o no.
v La existencia humana acompañada de la realización de
actos mágicos desde toda la historia. El hombre moderno en un clima de
confusión ante los acontecimientos que vivía, solo podía aferrarse a Dios por
medio de la religión, o imponer su dominio sobre la naturaleza a través de la
ciencia y entre medias utilizar esta tercera vía.
v Hay tres aproximaciones interpretativas: primero
asociada al a ciencia por lo que en realidad la magia aparece como un
pensamiento pre-científico; en segundo lugar asociada a la religión,
interpretación religiosa, de intentar comprender lo inexplicable; y por último
y tercer lugar desde un punto de vista sociológico. En este sentido es preciso
tener en cuenta varios elementos: la personalidad, las creencias mágicas, los
actos o rituales mágicos y la respuesta social ante ella.
La época medieval había conocido un enorme
florecimiento de la magia como resultado de la conjunción de diversas
tradiciones donde se mezclaban las creencias y experiencias mágicas de la
cultura clásica, la tradición de los pueblos germanos, y las nociones que los
cristianos medievales habían tomado a los musulmanes y judíos; fue una época
dorada aparecieron muchas obras como la del libro de Salomón La clavícula. En
el siglo XV aumentó muchísimo el número de procesos por esta razón, debido a
varios motivos: 1. La sospecha de que la magia podría resultar diabólica. 2. La
amplia adopción del procedimiento inquisitorial por parte de los tribunales
seculares y eclesiásticos, sobre todo tras el movimiento de reforma, desde el
Concilio de Constanza (1414-18). 3. El uso generalizado de la tortura. 4 El
desarrollo del estereotipo de la bruja.
A comienzos de la edad moderna, seguirá siendo
objeto de fascinación y de culto, por otro será objeto de persecución. Existían
arios tipos de magia: magia natural y la magia demoníaca o magia negra. Había
también una magia popular, practicada por amplios grupos sociales que nunca
desaparecería completamente, sobre todo en los centros urbanos, donde la magia
amatoria era todavía muy demandada.
Los intelectuales del Renacimiento al desarrollar
las doctrinas platónicas o neoplatónicas, las herméticas y la cábala aportarán
una concepción de la naturaleza teñida de magia. La cultura del Barroco propició
un estado de ánimo muy proclive y permeable a la magia. Hasta el siglo XVIII no
entraría definitivamente en crisis por el avance del pensamiento racionalista y
el desarrollo científico. La magia popular decayó, por la acción combinada de
la Reforma, el racionalismo y la revolución científica. Acabó siendo un recurso
literario donde frecuentemente se denostaba tanto al mago como a sus
experimentos y resultados.
El primer golpe le sobrevino de la iglesia medieval
obsesionada por el demonio y después la Reforma de asestó otro ataque, al que
se sumó la Contrarreforma. Los protestantes identificaron la magia con la
superstición y restos de paganismo. En esa empresa dirigieron fuertes
acusaciones al clero católico de prácticas mágicas esperando de Dios una determinada
acción; según los protestantes la iglesia católica utilizaba poderes mágicos.
Por su parte los católicos respondieron acusando a Lutero de ser obra del
demonio. El índice de libros Prohibidos aprobado por Pío IV en 1564 prohibía
los referentes a Geomancia, Piromancia, Onomancia y Nigromancia y todos los que
trataran de adivinaciones, hechicerías, agüeros, pronósticos y encantamientos,
así como los libros de astrología judiciaria, con excepción de los considerados
útiles a la Navegación, la Agricultura y la Medicina; 1585 Bula papal “ Caeli
et Terrae”.
La condena de la magia por la iglesia tuvo un rápido
reflejo en el ordenamiento civil, prohibió legalmente la magia, en la
legislación castellana desde 1500 – Capítulos para Corregidores- se encargó a las
justicias averiguar, detener y castigar a todos aquellos que se dedican a estas
artes.
La hechicería es similar a la magia, ambos requieren
un aprendizaje determinado que da su fruto s en los maleficios. El mal de ojo
se basaba en la creencia de que el mal podía realizarse a través de la mirada;
jesuita Martín del Río en su famoso libro Disquisitionum Magicarum Libri Sex,,
lo definía como un poder que deriva de un pacto con el diablo. La adivinación
era una forma de hechicería; constituía delito era que se engañaba a los
crédulos, aunque eran penas leves. Se Valían de objetos o fenómenos naturales
como el vuelo de las aves, las entrañas de los animal, es el movimiento de los
astros y planetas y otros fenómenos naturales. La quiromancia es la adivinación
por las manos, la cartomancia por los naipes, la oniromancia por los sueños. La
hechicería es un fenómeno propio del mundo urbano, mientras que la brujería lo
fue del mundo rural. Hay que diferenciar entre magia y brujería, teniendo en
cuenta el difícil equilibrio establecido entre las actividades de la maga y la
bruja porque a la mínima, la primera podía incurrir en alguna cosa extraña que
le hacía descender un escalón fatal para ella.
La nigromancia tiene muchos puntos en común con la
brujería ya que los nigromantes adivinan cosas por la acción del diablo. El
nigromante fuerza la voluntad del otro, pretende averiguar los secretos del
pasado, del presente y del futuro y por eso interroga a los espíritus. Este
personaje y sus poderes fueron ridiculizados por Ariosto en su comedia El
nigromante.
La astrología natural, la judiciaria, y la alquimia
son tres ramas del llamado ocultismo erudito. La alquimia ejerció una enorme
fascinación entre los grupos sociales superiores, magia descansaba en
principios aristotélicos y desde el Renacimiento se había desarrollado en una
dirección sobrenatural.
2.1 Adivinas, hechiceras, magas, curanderas y demás personajes
heterodoxos
En la época moderna la tajante afirmación de que
solo el conocimiento trasmitido a través de las universidades era válido hizo
que muchas gentes que hasta ahora había sido solicitada para ciertas prácticas,
quedara desprestigiada. Aun así encontramos médicos o catedráticos que
practicaban la magia: Paracelso, Cellini, Bacon. La obra de W. West
Simboleography nos proporciona algunas curiosas definiciones de la época.
Los curanderos o sanadores se dedicaban a la
curación de enfermedades por una gracia o don especial que poseían, según la
acepción popular recogida en las obras clásicas. Sanadores conjugaban tres
recursos para ejercer su oficio: la gracia innata, el empleo de ciertos y ritos
y palabras, y por último la aplicación de ciertos remedios naturales. Los
curanderos juegan con un factor a su favor: la creencia del paciente. Muchos
adivinaban los males del paciente sin que éste le dijera nada, utilizando los
ojos del enfermo. Partiendo de la idea ampliamente generalizada en la
mentalidad popular de que las enfermedades están relacionadas directamente con
el mal, el curandero haba de sus sesiones terapéuticas auténticas ceremonias
cargada de símbolos y signos mágicos religiosos. En la monarquía española el
morisco tenían fama de curanderos. A veces eran llamados santiguadores porque
con la sola señal de la cruz pretendían conseguir el efecto deseado.
Conforme avance la misoginia en Europa se irá
perfilando un nuevo estereotipo, el mago a lo culto, el nigromante, es un
hombre, la hechicera, vieja pobre y fea que provoca maleficios es mujer.
El estereotipo corriente de una hechicera ajustaría
al perfil siguiente: no tiene edad ni estado civil conocido, padece una enorme
credulidad e ignorancia, en ocasiones sometida a una autoridad masculina si es
mujer, tiene curiosidad por las cosas sobrenaturales y misteriosas, con una
personalidad compleja, muy charlatana, casi siempre vieja y pobre, resentida,
apasionada y muchas veces violenta. Las ensalmadoras cumplían una función muy
útil a la sociedad, pero cayó sobre ellas la sospecha de haber causado la
muerte de algún vecino por medio de magia. Las comadronas hasta el siglo XVIII
fueron encargadas de asistir a las parturientas y también predecirían la
acusación de infanticidio.
2.1.1LUGARES Y OBJETOS MÁGICOS
Son espacios sagrados, cruces de caminos, cuevas,
cimas montañosas. La religión católica consideraba lugares mágicos todos
aquellos donde supuestamente se había parecido la Virgen. En cuanto a los
objetos mágicos destacaban sobre todo los amuletos y talismanes Como amuletos
solían utilizarse tres clases de objetos: plantas, piedras, y parte del cuerpo
de animales. Los talismanes son similares a los amuletos en sus propósitos y
modo de empleo pero contiene además ciertas palabras o leyendas. En el mundo
católico las reliquias de los santos funcionaban como amuletos de la suerte,
siendo muy utilizados por todo el mundo, llegando a originar un enorme tráfico
que reporto cuantiosas ganancias a la iglesia.
2.1.2 LAS ACTIVIDADES MÁGICAS
Todas las desgracias de aquella época se entendían a través de los
maleficios, hechizo o sortilegios. Con ello se explicaban problemas naturales.
El Manual de exorcista de lo define como “un acto malvado contra el
cuerpo, realizado gracias al poder diablo en un pacto tácito o explicito que la
bruja firma con él, al control de la naturaleza y a la ayuda de una persona que
desea cumplir sus malos designios.
El acto mágico requiere dos partes el damnun
minatum, malum secutum. Para su realización se necesitaba ungüentos, drogas y
muñecos de cera. Para que salieran bien había que hacer un ritual determinado
en el que se empleaban fórmulas orales de diversos tipos: invocaciones,
plegarias, bendiciones, exorcismos. Muchos médicos practicaban hechizos, o al
menos, acompañaban su trabajo con ritos de este tipo, basados en la cultura
popular. Los remedios de los animales y los hechizos fueron utilizados para
curar enfermedades que no se habían manifestado, los amuletos y talismanes
estaban pensados con finalidades preventivas.
2.2 La magia amorosa
Más generalizadas, giraba alrededor de las artes
amatorias. Levantaban obstáculos para evitar determinadas uniones o sentimiento
amorosos como la llamada ligadura.
Caro Baroja cita numerosos ejemplos en zonas de
Castilla durante los siglos XVI y XVII, el caso de la hechicera madrileña
Antonia Acosta Mexía es casi paradigmático. Fue condenada como hechicera a
abjurar de Levi, al destierro de Madrid durante seis años, a una multa de
doscientos ducados y a ser expuesta a la vergüenza pública.
2.3 La magia erudita
La cultura cortesana siempre se sintió atraída y fascinada por la
magia; era corriente en los palacios de los monarcas. Estas personas, entre la que
se encontraban intelectuales se dedicaron a practicar conjuntos, elaborar
horóscopos, buscar la piedra filosofal y ocasionalmente fabricar pócimas de
amor. Según algunos autores, realizaban una amplia y lucrativa práctica de
consultas que amenazaba la influencia del clero sobre las gentes.
En la Italia renacentista la astrología hizo
verdadero furor, el propio Guicicardini constata la popularidad y crédito de
los astrólogos en la Italia de su tiempo. Todos los hijos de las familias
distinguidas tenían su horóscopo desde el nacimiento. La reina Cristina de
Suecia durante su estancia en Roma fundó la academia Areadia para discutir de
astrología y alquimia.
En la monarquía española también hubo muchos
astrólogos, la mayor parte precedente se la Corona de Aragón aunque también
asociados a las minorías étnicas moriscas y gitana. Durante el reinado de
Felipe III continuaron las publicaciones dedicadas a la astrología, solicitaba
los servicios de algún astrologo reputado par a sus horóscopos.
Cuando Don Carlos, el hijo y heredero del monarca
padeció una enfermedad tas una caída en 1562 que le produjo altísimas fiebres
que nadie conseguía bajar, se llamó a un cirujano morisco llamado Pinderete que
vivía en Valencia donde había hecho famoso por sus curaciones. Cuando nació
Felipe IV, en su reinado se acusaría al Conde Duque de Olivares de haber
hechizado al rey. La esterilidad de Carlos II dio pábulo a miles de comentarios
que terminaron en el convencimiento de que había sido hechizado. Es un caso
típico de utilización política de la ignorancia ya que este argumento fue
esgrimido por las diferentes facciones cortesanas que terminaron acusando a su
madre Doña Mariana de Austria y a su hombre de confianza, Valenzuela, de todas
las desgracias reales.
También en Francia la Corte e los Valois aceptó
gustosa la astrología y esta moda de mantendría después con los Borbones. En
tiempos de Luis _XIII fue muy solicitado el médico y profesor de matemáticas
Jean b. Morin, y en el entorno del rey sol todavía siguieron disfrutando de un
gran prestigio.
2.4 Los sueños y la literatura profética
La oniromancia es el arte de la adivinación a través
de los sueños, además de los sueños verdaderos, hubo una gran profusión de
sueños fingidos, es decir, sueños inventados durante la vigilia pero que se
presentaban ante lo demás como producto onírico, como si se tratara de un
verdadero sueño. El segundo tipo de sueños aparece como un instrumento adecuado
para ejercer la crítica social, puesto que el contenido de su sueño no había
sido consciente. En este sentido, habría que distinguir entre los visionarios,
pero que les resulta útil para ganar credibilidad en su entorno a base de
explicar sus visiones sobrenaturales, y los autores de los sueños fingidos que
recurren a este estilo literario para poder ofrecer alternativas desde una
posición distanciada del objeto de su sueño.
En la monarquía española la crítica política adopto
muchas veces esta modalidad discursiva y así encontramos el Somnium de Juan
Maldonado. También fueron muy famosos en el reinado de Felipe II los sueños que
tuvo la joven madrileña Lucrecia de León.
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